La Propina y el Pícaro: Spanish version

Las propinas en España

Érase una vez en una terraza de Triana (especifícamente en la Calle Betis),* una pareja de turistas dejó de propina una moneda de 1 euro.  Como seguramente sabéis vostros, la primera regla de ser camarero español es evitar contacto con los clientes lo máximo posible. Tan pronto como les devolvió el cambio, el mozo despareció.

La moneda quedó allí en la mesa por un rato, reflejando la luces de un barco de fiesta pasando por el río y las guirnaldas de luces entrelazados en los ramos de los naranjos. 

Entretanto, un pícaro sevillano** de pura cepa andaba abatido por la calle cuando vio el euro.

"Coño! Tengo para una caña," dijo el buen señor mientras sacudía a la cabeza, asombrado frente a esa inesperada cambio de fortuna. Metió el euro en su bolsillo y siguió por la calle Betis con paso decidido hacía la Plaza de Cuba.

Sentí mal por el camarero, que perdió una propina generosa. Pero, teniendo en cuenta que no volvió a la terraza por unos 45 minutos (y sólo después de que unos turistas alemanes desesperados formaron una expedición de busqueda para él) supongo que le daría igual.
"Ojos que no ven, corazón que no siente."

 *El lugar ilustre que reluce de imagen del fondo de este blog.

**Imáginate el personaje interpretado por Eduardo Gómez en Aquí no hay quien viva, la serie de televisión que me enseñó no solo la forma de vosotros sino también las dificultades de servir como presidente de tu comunidad de vecinos.




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